A quien el problema energético le parezca evidente, es que no ha entendido nada
Que el gasto energético es una de las variables que determina la situación de la economía de un país, ya a nadie se le escapa. Ni se le escapa que una buena estrategia energética que asegure el abastecimiento a precios competitivos y busque un equilibrio entre sostenibilidad medioambiental y bienestar de las personas, sea tal vez el objetivo político más importante y que con más claridad nos dará idea de la capacidad del gobierno de turno para gestionar el país.
El problema energético no admite soluciones mágicas ni sencillas
Todo ello, claro está, con los pies en el suelo y entendiendo que el problema energético al que se enfrenta un país como el nuestro, esto es, sin petróleo, sin gas, sin uranio y con carbón caro, no admite soluciones mágicas, ni sencillas, ni que todos puedan aplaudir en una sociedad tan heterogénea en ideales y concepción de la vida como la española.
Cuando escucho recetas mágicas para el problema energético, se me viene a la mente, inexorablemente, dos frases que creo que resumen bien la ignorancia de quienes se comportan así:
La primera, de Unamuno, cuando aseguraba que:
“Un español en la barra de un bar con un carajillo en la mano, arregla cualquier problema mundial en dos segundos”.
Y la segunda de uno de los grandes físicos de la historia, Heisenberg, quien aseguraba aquello de:
“A quien la mecánica cuántica le parezca evidente, es que no ha entendido nada”.
No existen las soluciones fáciles, lo cual lejos de desanimarnos ha de servir, al aceptarlo, para otorgarle al problema la importancia que posee, abriendo debates públicos serios, ayudando a que la ciudadanía adquiera una mínima formación energética que les permita participar y opinar con criterio y sobre todo, planificando a medio y largo plazo, tomando decisiones difíciles y que serán, siempre, criticadas por algún sector.
Por último, respecto a la dimensión familiar del gasto energético, la factura de la luz ocupa un lugar importante que por desgracia e injustamente, seguirá subiendo, por lo que es recomendable entender bien todos sus apartados, lo cual es muy fácil en la siguiente dirección de la cátedra BP en la que se dispone de una aplicación interactiva que explica cada uno de los apartados del recibo de la luz y también del gas:
http://catedrabpenergia.uji.es/utilidades/factura-electrica/
Animo a todo el mundo a informarse al respecto, como ejercicio instructivo en esa tarea personal que ha de sea la formación en materia energética para participar con criterio en los debates que se vayan abriendo al respecto. Debates en los que no debiera faltar la voz de ningún ciudadano interesado en la materia.
Saludos.
La energía más limpia es la que no se consume.
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3 comentarios:
Hola amigo:
Los responsables políticos e institucionales deberían destinar más dinero a investigación y, también, a divulgación. Es necesario que conozcamos y avancemos en la comprensión del problema energético, así como en sus soluciones. Lo primero es tomarse estas cuestiones en serio y priorizarlas y, tras ello, tener voluntad de cambiar el estado de cosas existente innovando y evaluando sistemáticamente.
Tu comentario en mi blog lo transformaré en un post; tiene una gran claridad y explica adecuadamente cual es la senda que debemos de seguir. Gracias por tu aportación amigo.
Recibe un muy fuerte abrazote.
Muy clarificadora la entrada. Me anoto la dirección, de todos modos he de decir que siento un cierto escándalo por el despilfarro que suponen los horarios de comercio y trabajo españoles y nuestras ciudades y escaparates.
Lo mismo que se paga por las terrazas y veladores de los bares en nuestras ciudades debería de haber un impuesto especial sobre la contaminación lumínica y tanto escaparte encendido hasta altas horas de la noche. Al final vemos que esos excesos en el gasto de electricidad no solo lo pagan los que la gastan sino que indirectamente lo acabamos pagando todos.
saludos,
Sí Dialéctico, divulgación y pedagogía de la decisión, tan ausente estos días in ir más lejos.
En efecto Miguel, se observan multitud de incoherencias y es especialmente sangrante en lo que afecta a la propia administración: calefacción y refrigeración abusiva en edificios públicos por ejemplo.
Estamos ante un buen momento histórico para invitar a toda a la ciudadanía a que participe en un proceso que nos permitirá vivir bien, pero haciendo del ahorro energético una necesidad, que no debe llevarnos a la austeridad extrema sino a la racionalización del consumo.
Saludos
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