El desastre de Japón … y el principio precautorio


Veo las imágenes de los japoneses atemorizados ante la incertidumbre de lo que se les puede venir encima si se produce un escape masivo de uranio fundido, de los tres reactores activos de la central de Fukushima y se me encoje el corazón, máxime al tratarse de un pueblo que sabe como ninguno lo que es verse expuesto a la radiación nuclear.

La central de Fukushima

Posee 6 reactores de “agua ligera” (LWR Light Water Reactor) que son de “agua en ebullición” (BWR Boiling Water Reactor).

Los reactores 1, 2 y 3 se detuvieron automáticamente cuando se produjo el terremoto, mientras que los números 4, 5 y 6 estaban parados por mantenimiento. A consecuencia del tsunami posterior, los generadores de emergencia (diésel y baterías) resultaron dañados, y sin energía auxiliar, los sistemas de refrigeración se habrían mostrado incapaces de refrigerar los reactores.

Un reactor nuclear es un contenedor hermético en el que merced a la fisión del uranio, se genera una enorme cantidad de calor. Dicho calor se utiliza para vaporizar agua con la que se mueven las turbinas que producirán la electricidad. Ahora bien, es tal la energía que se desencadena, que es preciso por un lado “moderar” la reacción para que se mantenga dentro de límites seguros y por otro refrigerar continuamente el sistema para evacuar el calor.

El peor desastre: la fusión del uranio y del contenedor

El peor tipo de accidente nuclear que puede existir, se produce cuando el calor generado es tan grande que funde el uranio y la vasija que lo contiene. Ello puede suceder porque el ritmo de fisiones crezca sin control o porque falle el sistema de refrigeración. En tal caso hablamos de la fusión del núcleo, que va acompañado de explosiones químicas –no nucleares, pues eso no es posible por el tipo de uranio utilizado-.

Cuando se produce la fusión del núcleo, queda aún una esperanza y que la barrera de contención de acero de más de 15 cm de grosor no deje escapar el material. Por ejemplo en Chernobyl, se carecía de tal barrera que sí poseen los reactores de Fukushima.

En el reactor 1 de Fukushima, la pérdida de los sistemas de refrigeración provocó un descenso del nivel de agua dentro del núcleo y el consiguiente aumento de la temperatura interna y de la presión dentro del recinto del reactor. Los operadores intentaron reducir la presión liberando gases y vapor ligeramente contaminados (venteo), lo que explica las primeras informaciones que nos llegaron sobre contaminación radiactiva.

En una fusión completa del núcleo y la vasija, materiales muy radiactivos (más de 100 toneladas de combustible) pueden escapar al exterior y contaminar grandes extensiones de terreno … y eso es de lo que estamos hablando en el caso de Fukushima.

Nuestro peligroso sistema de vida

Siempre he defendido la energía nuclear como parte coyuntural del mix hasta que podamos cubrir todas nuestras necesidades con energías renovables, más limpias y seguras, pero no cabe duda de que cada desastre le hace a uno replantearse todos sus principios.

Tal vez nuestro modo de vida sea sencillamente insostenible

Tal vez la naturaleza, de cuando en cuando, nos lanza un claro aviso para intentar convencernos de que así no vamos a ningún sitio, de que jugamos a ser dioses y que cuando se nos viene encima el sombrajo, lloramos como adolescentes que no habían calculado el alcance de sus irresponsabilidades:

Tal vez la rotura de la presa de Vega de Tera (Zamora), y posterior muerte de 144 de los 549 habitantes de Ribadelago (sólo se recuperaron 28 cuerpos) el 9 de enero de 1959, cuando fue arrasado por unos 8 millones de metros cúbicos agua procedente del embalse, nos muestre que las presas son nocivas.

Tal vez los miles de muertos anuales en accidentes de tráfico nos muestren que la automoción es nociva.

Tal vez el accidente de la planta química de Bhopal (India) en el que murieron en 1984 unas 30.000 personas y se vieron afectadas un millón, por una fuga de 42.000 kg de isocianato de metilo en una fábrica de pesticidas, nos muestre que estas instalaciones son nocivas (fármacos, detergentes, pinturas, insecticidas, abonos, etc.)

Tal vez la tragedia aérea del aeropuerto de Los Rodeos (Tenerife) el 27 de marzo de 1977, en la que dos aviones Boeing 747 colisionaron, muriendo 583 personas nos muestre que la aviación es nociva.

Tal vez desastres como los de los petroleros Prestige, Erika o Exxon Valdez nos muestren que el transporte de petróleo es nocivo.

Tal vez nuestro modo de vida es nocivo y peligroso.

El principio precautorio

En ciencia hay un principio que dice:

Si existe una probabilidad, aunque sea baja, de que una actividad puede terminar en desastre, debe evitarse”.

Tal vez debamos aplicarlo y rechazar el confort que es, en definitiva, el que nos lleva a violar el principio para “vivir mejor” … hasta que la realidad nos juega una mala pasada como esta y lo improbable se hace posible.

Si lo piensas, serás un mar de dudas … o careces de sensibilidad.

Saludos.
La energía más limpia es la que no se consume.

10 comentarios:

ElSrM dijo...

Le noto preocupado, Sr. Helios. No sólo por la tragedia sucedida en Japón estos últimos días, sino quizá también por la duda o la necesidad consecuencia de la trageida de revisar (casi) certezas técnicas con las que contábamos hasta el momento.

Hace unos meses, hablando sobre centrales nucleares en comentarios de un escrito suyo, yo mismo le planteaba preocupación porque un cataclismo provocase una fuga de materiales tóxicos o radiactivos.

Siendo tragedias indiscutibles a nivel humano —y habiendo mecanismos preventivos (disciplina vs. confort, mejor diseño y mantenimiento de infraestructutras... en definitivas, asumir mayores costes de seguridad por estimarlos necesarios) que ayudarían a que sucedieran con menor intensidad si decidiésemos implementarlos y usarlos en serio—, cosas como los accidentes de tráfico o incluso los de aviación, más extraños estadísticamente que los anteriores, resultan menos nocivos para la población en su conjunto una vez ya han sucedido, dado que tienen un inicio y un final bastante determinados.

La fuga masiva de elementos tóxicos químicos, radiactivos, biológicos... ya es harina de otro costal. Una colisión entre vehículos en carretera p.ej., una vez sucedida, ya no tiene más efectos directos sobre la población que no ha estado implicada en ella.

Sin embargo, la fuga masiva de elementos tóxicos se sabe cuando se inicia pero no se sabe seguro cuándo se podrá detener. Es difícil limpiar por completo una zona abierta donde se han liberado dichos agentes nocivos. Si se desplazan esos agentes por el aire o llegan a los acuíferos subterráneos, se hace prácticamente imposible entonces poder garantizar la seguridad para toda la población durante las próximas décadas.

P.ej. y salvando las distancias, porque aquello fue un acto de guerra deliberado y no un accidente, algunas poblaciones de Vietnam todavía hoy en día, décadas después de la Guerra (contra los U.S.A.) siguen sufriendo secuelas por las armas químicas (como el llamado "agente naranja") empleadas allí por el Ejército de los U.S.A.

Provocaron la mutación hereditaria de las víctimas, se filtraron en el subsuelo y también se volvieron mutantes, del mismo modo, la vida vegetal y animal, sustento nutricional ambas de las personas... Una pesadilla. Y de la liberación de los agentes tóxicos hace ya décadas.

¿Seremos capaces de conseguir un (re)diseño mucho más robusto de las centrales nucleares existentes hasta que sea posible contar con un mix energético que tienda decidida y mayoritariamente hacia fuentes limpias, renovables e inocuas?

Pedro dijo...

Muy buena entrada Helios, y muy contenida en un momento en el que es muy fácil lanzarse a teorías del todo o nada.

Cuando enfriemos todos la cabeza y podamos analizar un poco más en frio el desastre de Japón (con los datos que tengamos, pues realmente no sabremos hasta de aquí muchos años cuales son las verdaderas afecciones sobre la salud de la población), creo que la conclusión que sacaremos es una apuesta, firme y decidida, por fomentar las fuentes de energía seguras y propias, esto es, las energías renovables más eficientes de las que dispongamos por nuestras realidades climáticas, y hacia la eficiencia energética.

Saludos,

Jose dijo...

No me queda claro si has dejado de defender la energía nuclear. Vivimos momentos de alguna indefinición.

Anónimo dijo...

¿Se debe entender que desde ahora dejarás de defenedre desde esta web los intereses del lobby nuclear?

Félix dijo...

SrM, vivo en continua retroalimentación, así debe ser ¿no? Y por ello intento incorporar a mi saber cada acontecimiento, máxime uno de este calibre.

Empezando por el final y de paso contesto a los últimos mensajes, de forma resumida, sigo creyendo que la energía nuclear juega y jugará un importante papel en el desarrollo de nuestro país y en la lucha contra el cambio climático –si alguna vez se toma en serio- y defiendo la prórroga de las centrales españolas mientras que los informes técnicos avalen su operatividad y seguridad.

Es más, España debiera haber puesto en marcha –en su momento- Valdecaballeros y Lemóniz y hor sería un 25% más barata la electricidad, con lo que ello conlleva.

España debiera haber seguido desarrollando la industria del uranio, del enriquecimiento, de los radioisótopos –para medicina, investigación, siderurgia, etc.- y hoy no tendría casi un 100% de dependencia en esta materia y sería una potencia nuclear –y tal vez económica- de primer orden.

Con ese parque nuclear, y con una apuesta firma por las renovables, estaría asegurado que al clausurar las centrales por haber llegado al final de su vida útil, el paso a la energía limpia y 100% segura se haría sin traumas.

SrM comparto sus apreciaciones, pero soy más crítico con el resto de emisiones, de todo tipo de productos químicos, sólidos, líquidos y gaseosos que destruyen la biodiversidad del planeta, contaminan los acuíferos y envenenan los océanos y la frágil atmósfera.

Los metales pesados, los fluoroclorocarbonos, el CO2, el amoniaco, las sales ácidas, los ácidos, etc. Etc. Etc.

No caigamos en el error de –como dice muy bien Pedro- todo o nada. Las peores emisiones son la radiactivas de alta actividad, sí, pero las demás les siguen pisándoles los talones en potencial nocivo, y ahí están, sin parecer preocuparnos.

Y sí, creo en la aviación –de hecho la amo- y en la industria química y me maravillan las presas y las grandes obras de ingeniería … pero todo ello es peligroso.

En definitiva, es el concepto de seguridad el que debe revisarse, no anteponiéndolo al interés económico, no siendo laxos con los controles, no construyendo en zonas inundables, ni con gran actividad sísmica … o eso o saber a qué nos exponemos.

Por último, aunque lo hagamos todo bien, siempre habrá un riesgo, inherente al progreso. Piénsese que el concepto de “responsabilidad civil” casi fue gestado con el nacimiento del automóvil.

Saludos amigos y gracias por vuestras brillantes aportaciones.

ElSrM dijo...

Por si quieren un elemento más de reflexión y controversia (en su sentido deliberativo), en estos momentos en los que tristemente se ha materializado un riesgo como el acaecido en Japón, pueden pasarse por "Si es que a esto se le puede llamar vivir", donde el prof. E. P. Mesa aprovecha a propósito esta coyuntura concreta para exponer razonadamente de nuevo por qué él sí cree necesarias y deseables las centrales nucleares:

http://epmesa.blogspot.com/2011/03/como-siempre-oportuno.html

Camino a Gaia dijo...

Es cierto que el veneno está en la dosis, algo tan inerte e inocuo como el CO2 nos está llevando a una debacle climática.
El desarrollo del post me sugiere recuperar el concepto de umbrales y las caídas en picado, los colapsos, la función exponencial,los sistemas realimentados y las reacciones en cadena.
Falta en muchos científicos una visión sistémica. En el caso de los técnicos, acostumbrados a resolver problemas a escala de detalle, la situación es aún mas grave.
No entendemos el Sistema de la Tierra y probablemente nunca lleguemos a entenderlo en toda su complejidad.
Pero tendemos a olvidar que disponemos de herramientas sistémicas que pueden darnos una idea de los límites y umbrales que nunca deberían sobrepasarse.
Creo que todos los técnicos deberían tener una formación básica al respecto.

feluky dijo...

Joder como se esta poniendo esto de interesante. Como en el dicho "cuando las cosas están muy mal, tranquilos que aun se pueden poner peor".

Imagino que lo que esta sucediendo en estos reactores Japoneses es lo que los americanos llaman el síndrome de China. Que ahora se llamará el síndrome de América.

Y supongo amigo HELIOS que la culpa no sera de ZP ?

Abrazos.

Félix dijo...

Camino a Gaia, en ciencia hoy que da claro que un sistema es más que la suma de sus partes constitutivas y que la visión atomista es insuficiente, pues poseen propiedades los sistemas que requieren estudiarlos como un todo.

Tal es el espíritu de las teorías de “sistemas complejos adaptativos” … y la Tierra sería el más importante. El eminente Murray Gellman (padre de los quarks y premio nöbel) dirige un instituto en Santa Fe (EEUU) donde expertos en todas las áreas del saber intentan sumar esfuerzos en su comprensión.

Amigo Feluky, lo fácil siempre es culpar a alguien … descarga conciencias y el caso es que estos días, casi por primera vez, estoy totalmente de acuerdo con el mensaje que ZP intenta transmitir en esta materia. Desde luego podrían tomar nota Zarkozy y Merkel.

¡A ver si ahora que se nos va le va a venir de golpe la cordura y nos fastidia!

Saludos

luor dijo...

Lo que ha quedado claro que los sistemas de refigeración no están bien diseñados en este tipo de centrales ya que las convierten en armas de destrucción masiva y un punto de mira para los terroristas, pq terremotos y maremotos como este pocos en Europa.