El 70% de los niños españoles de entre
10 y 15 y el 30% de los menores de 10 años tiene móvil, muchos de ellos
conectados a internet (la práctica totalidad de los mayores). Ello es un claro
indicador de la falta de preparación en materia de educación de las familias
españolas.
Las posibilidades de un teléfono móvil
son inmensas, ya que se trata de dispositivos dotados de multitud de
aplicaciones en el ámbito de las tecnologías de la información, la comunicación
y el entretenimiento. En el caso de los niños, utilizan sobre todo su
conectividad a internet para comunicarse y acceder a contenidos lúdicos y sus
posibilidades de grabación y reproducción.
Se trata de una tecnología tan potente
que excede con creces la capacidad que ellos tienen para ejercer control sobre
ella y que puede llegar a producirles innumerables daños en su desarrollo.
Por otro lado, se ha puesto de
manifiesto en estudios recientes que los hijos de padres con menor formación
e implicación en su educación, utilizan estos dispositivos y el resto de los que les permiten acceder a
internet, casi exclusivamente como divertimento, mientras que el resto lo hace, además,
para buscar aplicaciones e información que les permita complementar la de la
escuela, realizar tareas, etc.
Un niño menor de 15 años no debería
tener teléfono móvil bajo ningún concepto a menos que se le quiera perjudicar,
pero en el caso de que se decidiese que con 14 o 15 años lo tenga, debiera ser
bajo el estricto control paterno, exclusivamente en un horario prefijado dentro
de su tiempo libre y obligándole a pasar periódicamente temporadas sin él, para
evitar la lamentable dependencia que muestran la mayoría de los niños en la
actualidad a ellos.
Entre otros perjuicios causados a los
menores, se encuentran los siguientes:
-Dificulta que desarrollen habilidades
sociales.
-Pérdida de atención.
-Trivialización de las conversaciones y
de los mensajes utilizados en ellas.
-Dificulta que se trabaje en la búsqueda
de argumentos elaborados y en su exposición.
-Publicación de todo tipo de contenidos,
algunos de carácter privado.
-Ciberacoso a otros jóvenes.
-Anhelo desmedido por tener el último
modelo. Se acostumbran a manejar trivialmente tecnología de mucho valor
económico.
-Aparición de síndrome de abstinencia cuando por alguna razón les falta. Ello
acompañado de mal humor, ansiedad, etc.
Un avión Boeing 747 es un ejemplo de
desarrollo tecnológico maravilloso, sin embargo en unas manos no preparadas
para su uso causará un daño irreparable, algo que sucede en diferente medida
con todo logro tecnológico.
Saludos.
La energía más limpia es la que no se consume.
2 comentarios:
Muy bueno.
Muy bueno.
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