El autoconsumo solar, la piedra filosofal de la democratización energética



La primera vez que oí hablar de energía solar tenía 10 años y estudiaba 5º de EGB. Un excelente maestro (Don Luis Calle) teorizaba entusiasmado sobre cómo en el futuro todo funcionaría mediante la energía del Sol. Muchos años después he podido entender los entresijos de esta tecnología, sus dificultades y su potencial.

En este camino me ha sorprendido, sobre todo, el lento avance del autoconsumo solar, pues la tecnología involucrada avanza a un ritmo imparable y los precios de acceso a ello, como veremos, se reducen día a día.

El autoconsumo solar más eficiente y ventajoso es aquel que complementa la generación en casa de electricidad fotovoltaica y calor, con fuentes tradicionales y que por ello necesita que la vivienda no se aísle de las redes de suministro. En su versión más simple, pero también más eficiente y rentable, debe contar con dos instalaciones independientes:

1.-Generación de electricidad.- Paneles fotovoltaicos, inversor y contador bidireccional de enganche a red. El usuario genera electricidad y la consume, vendiendo los excedentes a la compañía eléctrica y comprando como cualquier otro cliente cuando lo necesita. Bien gestionado en la panacea de la eficiencia, pues no hay pérdidas, una de las sombras negras del sistema eléctrico medioambiental y económicamente hablando.

2.-Generación de calor.- Modulos solares de efecto invernadero para generación de agua caliente sanitaria e incluso calefacción con apoyo de una caldera de gas, gasóleo, etc.

En mi opinión, la generación solar no necesita subvenciones, sino simplemente apoyo que se traduzca en facilidades para la puesta en marcha de las instalaciones o, al menos, que no se entorpezca y dificulte desde la Administración. Por otra parte es razonable que quien consume electricidad de la red eléctrica, pague no sólo los kWh sino también la infraestructura, pero los costes imputados al “ciudadano solar” por este concepto nunca debieran ser tan desorbitados como para echar al traste con su proyecto de autoconsumo: esa es la principal ayuda que deberíamos esperar de los gobiernos … algo tan simple, elemental y de tanto sentido común.

Desde hace cuatro décadas los paneles fotovoltaicos no dejan de bajar de precio, les sucede algo parecido que a los chips informáticos, y no es probable que tal abaratamiento cese en los próximos años. Es tan acusado es descenso mundial de precios que se aplica una ley (la ley Swanson) que asegura que cada vez que se duplica la producción de paneles, cae su precio un 20%. Ello explica que el precio en 1977 de un panel de 100 Wp era de unos 8.000 $ y que en la actualidad uno de igual potencia cueste menos de 700$ … ¡más de un 90% de descenso en los precios!

Si a esto le sumamos que el precio de la electricidad no deja de subir debido, sobre todo, al poder de las eléctricas y a la falta de voluntad de que sea de otra forma, de los sucesivos gobiernos de España, estaríamos en el momento en el que el sueño podría hacerse realidad y todos los ciudadanos podrían empezar a beneficiarse del autoconsumo, de la democratización de la energía, con los beneficios medioambientales y económicos que ello supondría.

Sin embargo he de volver de señalar que el “ciudadano solar”, el que promueve su autoconsumo, debe cambiar el chip, debe estar concienciado medioambientalmente. El que pretende  instalar unos paneles para seguir despilfarrando electricidad, es mejor que no siga este camino, pues no ha entendido nada. Este camino es el adecuado para una población concienciada respecto a los problemas energéticos en términos generales.

Sólo es necesario que se dejen de poner zancadillas … ni subvenciones, ni regalos, sólo velar por los intereses generales en vez de por la oligarquía eléctrica.

Saludos. 
La energía más limpia es la que no se consume.

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