Sociedades eficientes


Resultado de imagen de eficiencia La eficiencia en ciencia es un concepto bien definido (como casi todo) y relaciona el producto con el consumo. Así, la máquina más eficiente es la que produce la mayor cantidad de trabajo a partir de una cantidad dada de energía consumida.



Este concepto se aplica hoy al estudio de las organizaciones y, por extensión, de las sociedades, de modo que una organización muy eficiente e incluso una sociedad muy eficiente, es la que consigue los máximos resultados a partir de unos recursos dados.

Aún aceptando que al estudiar las organizaciones el concepto de eficiencia es más resbaladizo porque se apoya en otros que intrínsecamente lo son, como el de resultados o recursos, es bastante manejable y así, se dice que una fábrica de coches es más eficiente si produce cada coche a menor coste, por ejemplo. Esta sería una dimensión económica de la eficiencia que al no tener en cuenta otras dimensiones como la medioambiental o la social-laboral, podría darse la paradoja (se da de hecho) de que no fuese la mejor opción social.

Por ello, la eficiencia global debe ser uno de los principales objetivos de una sociedad, pero (mal que les pese a algunos) no a cualquier precio, sino respetando unas premisas medioambientales, de condiciones laborales, etc.

En ese sentido y en términos globales, una sociedad que consigue proveer a sus ciudadanos de servicios sanitarios de calidad a menor coste, es más eficiente, como lo es otra que posee mejores carreteras y cuestan menos al construir y mantener y así, con todos los sectores.

Una controversia que consume ríos de tinta es el alcance del estado del bienestar, pero paradógicamente se desliga de la eficiencia de las sociedades, de modo que, absurda y erróneamente, se plantea sólo en términos de qué servicios debe incluir, no de cuánto deben costarnos y, sobre todo, cómo debe gestionarse el sistema para conseguirlos con nuestros recursos sin recurrir al endeudamiento ilimitado de las naciones.

En esa línea, sólo las sociedades que avancen hacia la eficiencia podrán proveer de servicios de calidad a sus gentes, para lo cual deben contar con:

-Excelentes administradores que sustituyan a los hoy, por lo general, escasamente preparados políticos.
-Administración bien diseñada, sin duplicidades ni tricplicidades, con objetivos claros y transparentes y procedimientos muy ágiles. Nada que ver con el estado autonómico español, por ejemplo, que es paradigma de ineficiencia organizativa.

Y, lo más importante:

-Trabajadores excelentemente formados con el nivel de preparación que exija su puesto y con el objetivo personal de hacerlo lo mejor posible.
-Empresas y unidades administrativas modernas, organizadas de modo que los resultados sean los máximos a partir de los recursos.

 
Saludos.
La energía más limpia es la que no se consume.

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