Climatización solar mediante suelo radiante


Se trata de una de las aplicaciones más interesantes de la energía solar, esto es, tanto la refrigeración como la calefacción. En ambos casos los rendimientos son muy elevados porque no hay transformaciones energéticas involucradas, sino flujos de calor de unos lugares a otros.

En el caso de la calefacción, la configuración más simple es servir de apoyo a un sistema tradicional de radiadores, en cuyo caso, en los paneles solares se precalienta el fluido caloportador (que puede ser agua) y de ahí iría a la caldera existente que no tendría que aportar tanta energía para conseguir la temperatura de trabajo que necesita el fluido al dirigirse a los radiadores o bien, intercambiaría el calor con el agua del sistema de calefacción en un intercambiador al efecto.

Este sistema, a pesar de que es el que menos inversión necesita, es el menos interesante porque requiere que la caldera siga realizando la mayor parte del trabajo. Ello es debido a que el agua precalentada no tendrá una temperatura muy elevada (en el entorno de los 40ºC) mientras que los radiadores, debido a su reducida superficie útil para transferir el calor, precisan temperaturas de trabajo en el entorno de los 60ºC-90ºC .

Aunque se pueden utilizar captadores de tubo de vacío que permiten que la radiación solar nos permita obtener temperaturas más elevadas en el fluido, no sería la solución más adecuada porque la inversión necesaria podría dedicarse a otros sistemas más eficientes como el que comentaremos a continuación.

Para que el sistema pueda trabajar a baja temperatura es necesario que las superficies desde las que se transfiere el calor del fluido a la vivienda, sean muy grandes, lo cual se consigue si el suelo se llena literalmente de líquido caliente, tal y como se consigue en los sistemas de suelo radiante, utilizado ya por los árabes en España hace más de cinco siglos, bautizado con el nombre de “gloria” y aún en activo en multitud de pueblos castellanos (otro día describimos el ingenioso y eficiente sistema en detalle).

El suelo radiante consiste en una red de tubos conductores que llenan literalmente el suelo de la vivienda a unos centímetros de profundidad y precisamente porque son tan largos, permiten mantener en la vivienda una temperatura adecuada a pesar de que por ellos circule líquido a temperatura moderada (en la gloria árabe lo que circulaba era aire caliente).

Por debajo de los tubos se coloca una capa aislante con el fin de que el calor no se pierda hacia el subsuelo y por encima, cubriéndolos, se aplica una capa de cemento por encima del cual se instala el pavimento que deberá ser, preferiblemente, cerámico (tipo baldosas) por sus cualidades térmicas.

Otra cualidad del sistema es que no reseca el aire ni las mucosas nasales ni levanta los ácaros del polvo, hecho que hace su instalación es muy recomendable en hospitales, guarderías, residencias de ancianos, etc.

Los sistemas requieren un mantenimiento mínimo una vez instalados y como no contienen partes móviles, se suelen dar garantías por encima de los 25 años, por lo que la tranquilidad y fiabilidad que suministran es otra característica a su favor, aunque es preciso que, sobre todo los tubos, sean de la máxima calidad, ya que una fisura tras la instalación obligaría a tener que levantar todo el suelo para la reparación, lo cual sería una gran contrariedad para los usuarios.

Lógicamente, el sistema se debe complementar con una caldera de apoyo que trabaje a baja temperatura y que en cada momento se autorregule y sólo le aporte al fluido caloportador la cantidad de energía estrictamente necesaria como para completar la energía aportada por el Sol.

Por último, este mismo principio se utiliza para la refrigeración en verano, haciendo circular por los tubos el líquido a baja temperatura, que necesitará el apoyo de una bomba de calor y que se complementa con deshumidificadores que aumentan la eficacia y evitan que la humedad debida a la condensación del vapor de agua del aire, se acumule en el ambiente.

En definitiva una interesantísima opción, sobre todo para quienes acometen una obra nueva, ya que en estos casos la inversión será mínima en comparación con los beneficios obtenidos, que además, incluyen la generación de agua caliente para toda la vivienda.

Saludos.
La energía más limpia es la que no se consume.

3 comentarios:

feluky dijo...

Hola amigo HELIOS, siempre pensé que la Gloria era un sistema de calefacción por calor directo, haciendo fuego debajo de la casa.

Abrazos.

Félix dijo...

Amigo Feluky los sistemas que he visitado y analizado en Castilla, aún plenamente activos, tienen una estufa a modo de horno -cerrada- en el patio. Ahí meten paja, restos de poda y en general todo lo que arde (no se ha inventado ahora eso de aprovechar los residuos)y humo caliente y aire circulan por los conductos que hay bajo el suelo, caldeando la casa muy eficientemente.

Sin embargo no veo problema en que haya modalidades como la que comentas donde ese "fuego lento", incompleto, se produzca directamente en algunos puntos de los propios conductos de fácil acceso.

Saludos

rebeca - paginas web dijo...

vaya esto si es un gran avance... no se desde cuando se esta implementando pero es unna gran alternativa.