Arquitectura bioclimática: diseño con criterios sostenibles


La habitabilidad confortable de nuestros hogares, edificios públicos y centros de trabajo o de ocio precisa de unas condiciones térmicas, de luminosidad, ventilación, disponibilidad de electricidad, etc. que a su vez implican disponer de considerables cantidades de energía de diverso tipo.

Estamos acostumbrados a resolver este tipo de problemas a base de energía, sin más consideración y así, por ejemplo, si queremos tanto en verano como en invierno, que nuestra casa posea una temperatura agradable, el planteamiento suele ser qué potencia debe poseer la caldera o el equipo de aire acondicionado y poco más, cuando lo inteligente es que esa parte de la solución, sea la última en una cadena interconectada que comienza con el correcto diseño del edificio –de acuerdo a su ubicación y uso-, sigue con la selección de materiales, continúa con la adquisición de hábitos adecuados y por último, echa mano de calderas y bombas de calor para llegar donde todo lo anterior no ha sido capaz de llevarnos.

En esta ocasión nos centraremos en el primer ingrediente: el correcto diseño de los edificios y la emergencia de lo que ha dado en denominarse “Arquitectura Bioclimática”.

Los conceptos en los que se basa la arquitectura bioclimática combinan conocimientos milenarios –como encalar las fachadas, buscar el abrigo del suelo, buscar la orientación correcta, cerrar toda la vivienda al paso de aire y luz durante el día en verano y ventilar por la noche, etc.- con otros nuevos basados en la generación energética, reciclado de aguas, etc.

Objetivos

El objetivo principal que persigue es que el edificio consiga unas condiciones de habitabilidad confortables con un aporte de energía externo mínimo y que su impacto sobre el medioambiente sea también comedido.

Se tiene muy en cuenta la ubicación del edificio, para ayudar a conseguir el confort térmico mediante el diseño, la geometría, la orientación y, en definitiva, la integración del edificio en su entorno.
Como he comentado, incorpora conceptos tradicionales: ventanales orientados al sur en el norte de España, el uso de materiales con determinadas propiedades térmicas, como la madera o el adobe, el abrigo del suelo, el encalado en las casas andaluzas, la ubicación de los pueblos, etc.

Se trata de una arquitectura adaptada al medio ambiente, sensible al impacto que provoca en la naturaleza, que intenta minimizar el consumo energético y con él, la contaminación ambiental.

Limitaciones

Es un tipo de diseño que se adapta perfectamente a la vivienda unifamiliar que no se construye buscando exclusivamente el ahorro en todos y cada uno de los elementos constructivos, porque sus soluciones precisan materiales de calidad, aislamientos efectivos, cubiertas vegetales, sistemas de generación energética –solar, microeólica, geotérmica- reciclado de aguas, etc. pero eso no implica que, en todo tipo de construcciones, el diseño no pueda –debiera ser obligado- criterios bioclimáticos que a la larga no sólo beneficiarán al medioambiente, sino que se transformarán en ahorro para sus propietarios o para toda la sociedad si se trata de edificios públicos.

Debemos hacer un esfuerzo muy importante para concienciar a toda la sociedad respecto a la necesidad de racionalizar el gasto energético, minimizar la generación de residuos, participar activamente en la gestión del calor y frío en nuestras casas –utilización activa de persianas, apertura y cierre de ventanas, etc.- revisar en ocasiones el concepto de bienestar, pues debe ser natural pasar algo de calor en verano y algo de frío en invierno y en todo ese coctel y difícil tarea, el diseño de los edificios, con criterios bioclimáticos, jugará un papel destacado.

Saludos.
La energía más limpia es la que no se consume.

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