Situación en Fukushima
El accidente ocurrido el pasado 11 de marzo en el complejo japonés de Fukushima (uno de los mayores del planeta con seis reactores nucleares) como consecuencia del tsunami que inundó la planta tras el terremoto de grado 9 que azotó la región, desembocó en el que ha sido el segundo peor accidente nuclear de la historia, tras el de Chernobyl, aunque, por suerte y gestión, de consecuencias cualitativamente menores que aquél.
Digo por gestión y sobre todo me refiero a los medios y a la estrategia seguida, ya que los elementos clave en la gravedad de Chernobyl fueron la falta de seguridad pasiva en la planta (contención de hormigón y acero suficiente) y la sucesión de errores humanos y malas decisiones en las horas previas del accidente. Después de éste, probablemente la situación era ya extremadamente dramática como para evitar lo que pasó.
Lo que más me ha sorprendido de este accidente, es que tratándose de un país tan desarrollado, ha sido la empresa explotadora de la planta (TEPCO) la que ha llevado –o así se ha mostrado al mundo- la iniciativa de las actuaciones, lo cual me parece inaceptable y una dejación de funciones monumental por parte del gobierno japonés.
Tras un accidente de estas características, el mayor riesgo es la fusión del material fisil del núcleo por las elevadas temperaturas (más de 2.000 ºC) debidas a la falta de refrigeración. Al fundirse el uranio, plutonio, etc. pueden ser arrastrados en estado líquido al exterior más fácilmente y penetrar en la tierra, acuíferos, etc.
¿Está fundido el núcleo?
En el momento del terremoto, el reactor número 1 detuvo su operación, por lo que pasó muy rápidamente de un 100% de potencia a sólo un 10% de potencia térmica residual, lo que se traduce en una caída de temperatura desde casi 4.000 ºC a menos de 400 ºC, temperatura que permanece estable y, por tanto, se está “fuera de peligro”. Hasta ahí (unas horas) todo ha funcionado perfectamente, las protecciones pasivas han aguantado bien un terremoto tremendo (grado 9), el reactor se ha “apagado” y la temperatura de su núcleo está bajo control y en unos límites correctos.
Así son las cosas mientras las barras de combustible se mantienen cubiertas de agua, pero al fallar los sistemas de refrigeración (de aporte de agua entre otras cosas), en un par de horas las barras se calientan ¡hasta los 2.800 ºC! y se produce la fusión del núcleo, esto es la misma tarde del accidente.
La vasija de contención
Una vez que sabemos que el núcleo del reactor 1 ha estado fundido todo el tiempo, la única posibilidad de evitar la catástrofe (como la de Chernobyl) es que la vasija de contención aguante y no deje salir el material al exterior, tal y como debería poder hacer, pues para ello se diseñó.
Si la vasija se refrigera adecuadamente y su temperatura externa se mantiene a unos 100 ºC, aguantará y la situación se irá controlando poco a poco, con unas consecuencias muy limitadas.
Pues bien, los doce sensores, que se han instalado en el reactor, indican que la temperatura de la vasija ha ido descendiendo uniformemente, (desde los ¡400ºC en algúno de ellos!) hasta el entorno de los 100 – 120 ºC, donde se mantiene estabilizado y cada vez más controlado. Si siguen así las cosas, tal y como todo parece indicar, pues cada vez es más fácil mantener la refrigeración, podemos asegurar que no habrá catástrofe nuclear.
En definitiva, el núcleo del reactor 1 está fundido desde el primer día, la vasija ha hecho muy bien su trabajo, las tareas de refrigeración han sido satisfactorias y lentamente, se va enfriando el núcleo.
No nos equivoquemos, no estoy diciendo que no ha pasado nada, sino que lo peor que podía pasar y que nunca hemos estado seguros que no fuese a suceder (la salida masiva de uranio y plutonio fundidos al exterior, a la tierra, al mar y a los acuíferos), parece que no sucederá definitivamente.
Al final, este accidente tendrá menores consecuencias que muchos otros en la industria química o en la ingeniería civil y sin embargo supondrá un antes y un después en la historia del uso civil de la energía nuclear, pues ha ocurrido en uno de los países más desarrollados del mundo y casi de la forma más tonta: un tsunami en una zona de tsunamis, ha “averiado las máquinas” encargadas de la refrigeración, lo cual ha hecho pensar que estamos expuestos no sólo a los peligros que tenemos más o menos controlados, sino también a los imprevistos.
Mi opinión personal, sigue siendo de apuesta por la energía nuclear, al menos, hasta que las centrales operativas puedan funcionar con garantías de seguridad, momento en el cual toda la apuesta debiera ser a las energías limpias, no de golpe, pues sería imposible, sino habiendo hecho los deberes hasta ese momento. O eso o me temo que no será posible conjugar el binomio medioambiente – desarrollo económico, eso sí revisando la seguridad de las centrales existentes, aun más si cabe, y como he dicho muchas veces, revisando también el actual sistema de fijación de precios de la electricidad que les proporciona unos beneficios que debieran ir al desarrollo de las energías limpias.
Saludos.
La energía más limpia es la que no se consume.
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4 comentarios:
Tranquiliza bastante pensar que puede no ser demasiado grave la cosa, pero si que da un poco de yuyu todo lo referente a la cosa nuclear.
En cuanto a las energías limpias, parece el Sebastian se ha empeñado en dejarías en estado catatonico.
Abrazos.
Sebastián al final se sale con la suya y cuando se vaya a una eléctrica (o similar) a forrarse, habrá dejado el sector en el agujero
Amigo Feluky, yuyu por muchas cosas no sólo por esto, es el pequeño o gran precio de loq ue llamamos "progreso", unas veces con más razón que otras.
Sobre Sebastián y el gobierno, luces y sombras. Más de las primeras al principio, más de las segundas al final.
Saludos
hAY QUE INTERNALIZAR LOS COSTES DE la nuclear, estamos pagando millones por que nos almacenan nuestros residuos, no aguantan el impacto de un avion. ¿Aqui no hay terrorismo?). Si pagamos tu y yo y no Iberdrola o Endesa entonces les sale barata y así la pintan. Que no sale tan barata, al contrario cada vez más cara. Ver Nueva planta de Finlandia. Van por 5000 millones de euros en su construccion
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