Debemos impulsar la energía solar termoeléctrica


España es una potencia mundial en termoeléctrica, lo cual demuestra que mal del todo no se deben estar haciendo las cosas; filiales de empresas como Abengoa llevan a cabo la construcción de las mayores plantas del mundo, dentro y fuera de nuestro territorio, incluso en un mercado tan difícil como el estadounidense. Sin embargo, al gozar de la mejor tasa de radiación solar de Europa (2.000 - 2.100 kWh/m2 y año), no apostar por la energía solar, en todos sus formatos, demostraría ignorancia e irresponsabilidad.

Aunque hacer buenas estimaciones a medio e incluso corto plazo, en materia energética es casi imposible, la termoeléctrica posee unas características que permiten augurar crecimientos de más del 20% anual durante la próxima década (la Agencia Internacional de la Energía lo sitúa en hasta un 27%) y sin embargo, y aunque parezca paradógico, si no cambia el marco legal, y aumenta el apoyo, las energías renovables nunca podrán contribuir significativamente a la producción de electricidad a nivel mundial.

Funcionamiento

Una central termoeléctrica concentra la radiación solar para calentar un fluido caloportador hasta vaporizarlo y con dicho vapor a alta presión mueve una turbina como se hace en una central convencional o en una nuclear. Las diferencias radican en el procedimiento que utilizan para calentar el fluido. Las más competitivas utilizan espejos de forma cilindroparabólica por cuyo eje discurre una tubería sobre la que se concentra la radiación. Estos espejos han de orientarse continuamente hacia el Sol.

Para hacerlas más competitivas, se les puede dotar de un apoyo de gas para cuando falla la radiación o/y de un sistema de acumulación de energía mediante sales fundidas que les permite seguir produciendo electricidad durante algunas horas cuando no hay radiación.

Costes de operación

Son relativamente bajos, ya que no dependen de combustible alguno, por lo que el 80% de la inversión va al diseño, proyecto y construcción, estando condicionada su rentabilidad, sobre todo, por la radiación solar, que como hemos dicho, posee en nuestro país unos valores excepcionales.

Sin embrago, al precio actual del petróleo, el gas y el carbón y al de las emisiones de CO2, no pueden competir sin ayudas estatales, por lo que es preciso, por un lado mantener las ayudas y hacerlas compatibles con la necesaria innovación e investigación de las empresas para que bajen los costes de inversión, lo cual se verá favorecido al aumentar la demanda de componentes, tal y como sucede en el resto de tecnologías.

La previsibilidad de los costes

Una ventaja enorme de este tipo de centrales es que desde el momento de su diseño, una vez que se ha decidido el emplazamiento y se conocen los valores de irradiación solar anual del mismo, es posible determinar con bastante exactitud los costes de generación para los próximos años, lo cual es imposible para todas las centrales que dependen del precio de los combustibles en mercados internacionales.

No obstante, su rentabilidad también se ve afectada por esos precios y por la evolución del precio de las emisiones de CO2, ya que estos repercuten en los costes de las centrales tradicionales, que son con las que han de competir.

Estado a nivel mundial

En el mundo los proyectos crecen en todas las buenas ubicaciones, siendo muy importantes los que se están diseñando y construyendo en muchos países productores de petróleo y gas, como Emiratos Árabes, Abu Dhabi (proyecta construir una ciudad -Masdar City- que consuma sólo renovables y allí se levantará una termoeléctrica de 100 MW), Argelia (proyecta cubrir el 10% de su demanda eléctrica con renovables en 2025), Marruecos, Egipto (pensando incluso vender electricidad a Europa), etc.

Estos países ven que la energía solar es una opción magnífica para diversificar las inversiones que hacer con los enormes beneficios obtenidos por la venta de pétroleo y gas.

Por otra parte, hay que recordar que, teóricamente, con un 0,3% de la superficie de los desiertos africanos, se podría obtener toda la electricidad que necesita el planeta, y que su irradiación de 2.600 - 2.800 kWh/m2 año, podría permitir generar electricidad solar con un coste de poco más de 10 céntimos de euro el kWh, una cifra muy competitiva.

En definitiva, la energía solar termoeléctrica ya posee madurez suficiente como para que apostemos por ella sin miramientos, facilitando su crecimiento por todo el territorio nacional, fomentando la innovación de las empresas y manteniendo unas ayudas ajustadas que hagan compatible la materialización de proyectos, con la reducción de costes y el avance hacia un contexto en el que puedan competir libremente con las tecnologías más contaminantes, sin otra ayuda que la internalización de costes por emisiones y deterioro medioambiental en estas últimas.

Saludos.
La energía más limpia es la que no se consume.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustaría que explicases más detalladamente los fundamentos técnicos
Gracias

Anónimo dijo...

Pero si toda la electricidad fuese de este tipo o eólica, ¿qué pasaría los días sin sol o viento? ... el sistema debería tener apoyos de otras centrales, lo que haría carísimo el kWh.