El potencial de la energía solar fotovoltaica


Como sabemos, la humanidad se encuentra ante uno de los mayores problemas a los que ha tenido que hacer frente: el cambio climático que de no remediarlo, podría -en el peor escenario posible- terminar con la especie humana, tal es la magnitud del problema.

Dejar de emitir gases de efecto invernadero es urgente y obligado si queremos tener futuro y para ello es imprescindible el cambio en el modelo energético, el abandono de la fósil-dependencia actual.

En ese contexto el potencial de la energía solar es tremendo. En el caso de la producción de electricidad mediante efecto fotoeléctrico, se ha de investigar y apoyar públicamente su desarrollo, la instalación de tejados solares y el aumento exponencial de la potencia instalada. Esta energía que aún es cara, está libre de emisiones, no es impactante y tiene tras de sí una industria que puede generar riqueza en forma de empleo, exportaciones, patentes, etc.

El precio del kwh solar no deja de bajar y podrá empezar a ser competitivo cuando se internalicen costes medioambientales en los distintos tipos de electricidad. Por otro lado, la generalización de los tejados fotovoltaicos en las viviendas y en los colegios, tendría un efecto enorme en la concienciación de la sociedad en temas energéticos y medioambientales, especialmente entre los más jóvenes.

El siguiente artículo se hace eco del potencial de este tipo de energía y aunque el autor confunde los términos técnicos al comparar la potencia fotovoltaica con la que posee una central nuclear, hemos de reproducirlo como una muestra más de nuestro apoyo a esta valiosísima fuente de energía limpia.

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(Fuente: Expansión)

Energía solar fotovoltaica, competitividad y futuro
Las energías renovables se han convertido en el principal remedio del actual atolladero energético. Las crecientes necesidades de los países emergentes, asociadas a la finitud de los combustibles fósiles, a la concentración de su oferta, a las emisiones contaminantes y a sus riesgos inherentes, han hecho de la opción renovable un imperativo casi categórico.

Además, en plena crisis económica global, y para una mayoría de países, suponen un sector estratégico clave para la reactivación económica nacional y una importante fuente de creación de empleo.

Se mire como se mire, casi nadie cuestiona ya que la energía verde es la solución al necesario cambio de paradigma energético mundial y nacional. Me refiero a un cambio de muy hondo calado, que modificará los comportamientos y las formas de usar la energía, definirá nuevos negocios, usos y costumbres, y alterará la forma de relacionarnos, de trabajar y de convivir. Una revolución en toda regla como las que supusieron con anterioridad los transportes, las telecomunicaciones o las nuevas tecnologías.

En ese panorama, la energía solar fotovoltaica es una de las renovables con mayor margen de desarrollo y abaratamiento. España cuenta con el valor añadido de ser uno de los líderes mundiales en este tipo de energía. El año pasado concentramos casi la mitad de las nuevas instalaciones solares fotovoltaicas puestas en marcha en todo el mundo, con una potencia total superior a los 2.500 megavatios, equivalentes a dos centrales nucleares y media.

El esfuerzo realizado por el sector el año pasado permitirá, sin duda, que varias empresas españolas puedan figurar entre las líderes y más avanzadas del mundo. Una planta solar fotovoltaica requiere múltiples omponentes y una compleja ingeniería.

Muy pocos países son capaces de producir todo lo necesario. A día de hoy, la verdadera clave de esta actividad es que España pertenece por derecho propio a ese selecto club, que completan Alemania, Estados Unidos y Japón. La ventaja resulta sustancial, porque insisto en que a medio plazo esta fuente de energía va a ser determinante en todo el mundo.

Es muy probable que España pueda alcanzar a partir de 2012, en menos de tres años, la grid parity, o paridad entre el coste de la electricidad fotovoltaica y el precio actual para el consumidor final. Incluso a partir de ese momento seguirá existiendo un importante margen de abaratamiento y de generación de riqueza y empleo, gracias al constante desarrollo tecnológico y a la importante reducción de costes del sector.

Por eso, al analizar ahora el sector solar fotovoltaico español, debe prevalecer cuánto valor va a generarse desde ya y de cara al futuro gracias a esas inversiones, ya que la solar fotovoltaica es una energía de futuro, sostenible y muy eficiente.

Al contrario, no cambiar ahora de modelo energético agravaría el proceso de cambio climático. Si el actual mix energético se mantuviese igual hasta 2030, a finales de siglo se habría duplicado la concentración de dióxido de carbono, lo que supondría el ascenso de unos seis grados en la temperatura media terrestre para entonces.

Si cambiásemos ese modelo por uno más respetuoso, como el que ya han comenzado a aplicar países como Alemania o España, podríamos reducir la concentración de dióxido de carbono hasta unas 450 partes por millón, lo que todavía representaría un ascenso de la temperatura media en unos dos grados centígrados.

HORA DE ACTUAR

La Agencia Internacional de la Energía advierte de que lograr esta reducción exigiría que al menos el 40% de la producción energética mundial fuese renovable. Si en 2020 no nos hubiésemos acercado a esas proporciones, enmendar el cambio climático a partir de entonces será mucho más difícil y oneroso. La Agencia concluye que es hora de emprender iniciativas nacionales para promover un modelo energético limpio, inteligente y competitivo. «El tiempo apremia y es hora de actuar», aconseja.

De hecho, sólo la potencia solar fotovoltaica ya instalada en España permite ahorrar anualmente unas 250.000 toneladas de petróleo. Ayuda, por tanto, a reducir una dependencia energética del exterior que en nuestro caso ronda el 80% y resulta determinante para que avancemos tanto en autoabastecimiento energético como en sostenibilidad ambiental.

La carrera contra el reloj ya ha empezado y quien se quede quieto va a rezagarse mucho. «Tenemos una elección. Podemos seguir siendo el mayor importador de petróleo del mundo, o podemos convertirnos en el mayor exportador mundial de energía limpia. Podemos dejar el trabajo del futuro en manos de nuestros competidores, o podemos hacer frente a la que ya ha sido reconocida como la mayor oportunidad de nuestro tiempo.

La nación que sea líder mundial en la creación de nuevas fuentes de energía limpia será la nación que lidere la economía global del siglo XXI». Como probablemente hayan adivinado, son palabras que Barack Obama pronunció hace menos de dos meses pensando en el futuro renovable de Estados Unidos. ¿No les parece que pueden ser igualmente válidas para nosotros o incluso más?

Saludos.
La energía más limpia es la que no se consume.

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