A pesar de que
más de la mitad de los catalanes han dicho que no quieren independencia, el
multipartito secesionista comienza su andadura nombrando a una presidenta de la
cámara que en su primera intervención invita con sus palabras a que esa región
no se someta a la legalidad española. Siendo esto grave no lo es tanto como que
el partido del gobierno se quede de brazos cruzados y no les inhabilite por
deslealtad institucional, con la ley en la mano. Luego que los jueces vean si,
además, han incurrido en otro tipo de responsabilidades.
Del principal
partido de la oposición (de momento) mejor ni hablar, pues entre su esquizofrenia
defendiendo una cosa en una región y la contraria en otra, su sometimiento al
nacionalismo y la pueril confianza de su líder en que hablando con los
independentistas se arreglará el problema, van listos …. y con ellos nosotros.
El problema
catalán no da para más, por desgracia se ha convertido en un problema de ley o
así debiera ser, sin embargo hay otros problemas que sí debieran dar para más,
pues sería preciso que todo el talento del país se volcase en su resolución. Me
refiero una vez más al paro juvenil, que está por encima del 50% y nos mantiene
en el deshonroso último lugar de Europa, es decir, nos convierte en un país de
tercera. Aunque nos encontramos en campaña electoral –como casi siempre- no hay
una sola idea, una sola propuesta innovadora, lo cual da una vez idea de la
mediocridad que asola nuestros partidos políticos.
Aunque las
propuestas deben ser más concretas, necesariamente han de pasar por la mejora
del sistema educativo, el impulso de la formación profesional, incluyendo una
categoría a partir de los doce años, la modernización de la administración,
simplificando los procesos y convirtiéndola en una herramienta al servicio del
administrado y no contra él, la ayuda real al emprendimiento cuando medien
ideas innovadoras aunque sea respecto a actividades cotidianas, la creación de
figuras que favorezcan la formación de los jóvenes en las empresas … y lo más
difícil:
La
modernización del tejido productivo en su conjunto, favoreciendo la aparición
de una nueva categoría de empresarios, innovadores y bien formados que sean el
motor de la economía.
España se
ahoga en su irrespirable e ineficiente sistema autonómico, nuestras empresas
son ineficientes también y nuestros trabajadores, incluyendo los públicos, no
poseen los necesarios saber-querer-poder … esos son los mimbres con los que nos
levantamos cada día y que son posibles cambiar con educación, formación y
creación de conciencia social.
Saludos.
La energía más limpia es la que no se consume.
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