Ciencia básica, I+D+i y desarrollo tecnológico


Vengo manifestando mi opinión respecto a la necesidad de que el conocimiento científico se traslade a la sociedad con agilidad, y al revés, que las demandas sociales en tecnología, tengan un reflejo en las líneas de investigación básicas, en los organismos públicos como universidades o centros de investigación.

Para ello son necesarias algunas variables, a la vez y coordinadamente, como que existan investigadores suficientes en cada línea de trabajo, apoyo público decidido, apoyo privado, tanto con fondos como con proyectos que trasladen el conocimiento a la empresa, sobre el terreno, legislación que facilite la labor y, sobre todo, que no la entorpezca, como sucede aquí con frecuencia y, por encima de todo …

ausencia de mezquindad y de personas sin talento, tomando decisiones desde la Administración que nos perjudiquen a todos por hacer también, en este contexto, su propia guerra política o carrera personal.

En el mundo de la energía por su complejidad, todo esto es particularmente importante, y así, es necesario que la ayuda pública a las energías limpias, vaya encaminada a la investigación básica y a facilitar que la iniciativa privada proyecte, sobre el terreno, instalaciones cada vez más eficientes en las que la energía generada lo sea a costes cada vez más cercanos a los asociados a tecnologías más contaminantes … vengo insistiendo en ello periódicamente.

Sin embargo hoy me quiero centrar en otro ámbito de la ciencia no menos importante, el médico, porque está sucediendo algo que refleja lo que para España ha sido y sigue siendo un lastre que impide su desarrollo, cual es, que a las personas brillantes se les aparta de cualquier responsabilidad porque se cruzan en los intereses particulares de algún mediocre sin talento que ocupa un alto cargo.

Mariano Barbacid, uno de los grandes investigadores actuales de este país, reconocido internacionalmente, ha sido destituido de la Dirección del Centro de Investigaciones Oncológicas, por discrepar con algunos políticos de turno –a la cabeza de ellos la desconocida ministra de ciencia y tecnología, que se irá sin que se le pueda atribuir nada … nada, ni bueno, ni malo (hasta este despropósito, claro)-

Mariano Barbacid se ha atrevido a pedir que desde los centros públicos se puedan patentar nuevos medicamentos y que parte de la financiación necesaria para cubrir esas líneas de investigación puedan ser privadas … la respuesta está siendo en estos momentos, el intento de desprestigio de su persona y apartarle de cualquier responsabilidad ... esperemos que, al menos, no le expulsen de la carrera científica, ni le queme en la hoguera la Santa Inquisición de turno.

¿Por qué?

¿Porque está detrás la mano negra de las todopoderosas farmacéuticas que compran voluntades?

¿Por la miopía de algunos políticos?

¿Por haber osado enfrentarse a algún personajillo?

¿Porqué existe voluntad de que el funcionario, sea investigador o administrativo, no piense, ni posea iniciativa, ni contacto con la iniciativa privada, para poder ser sometido mejor a la voluntad del “caciquillo” de turno?

Lo cierto es que desconozco la respuesta, pero de lo que no tengo duda es de que España no puede permitirse el lujo de no contar con los mejores y más cualificados en cada área, de que la investigación y la formación no son gasto sino inversión y de que la transmisión al mundo productivo de la ciencia básica, precisa colaboración entre la iniciativa pública y la privada.

Con estos mimbres difícilmente podremos convertirnos en un país serio, en una economía influyente, en una sociedad generadora de conocimiento, riqueza y bienestar para sus gentes.

Saludos.
La energía más limpia es la que no se consume.

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