Podemos saber el origen de la energía que consumimos

Un día no muy lejano, el consumidor medio querrá conocer el origen de la energía (electricidad) que le vende su empresa suministradora y analizar, por ejemplo, el impacto mediambiental de las fuentes (energía primaria) utilizadas en la generación. Así, tal vez decida cambiar de empresa suministradora y contratar una más respetuosa.

También se internalizarán los costes medioambientales en el precio final y las energías renovables podrán competir sin ayudas ni primas, sobre todo la eólica.

El siguiente artículo muestra cómo Red Eléctrica suministra información de gran interés para el consumidor de electricidad responsable y señala algo tan ilustrativo como que en mayo el 30% de la electricidad española fue renovable o que el carbón representó sólo un pequeño porcentaje del coctel final.

Necesitamos consumidores responsables, austeros y respetuoosos que exijan a sus empresas electricidad limpia ... y a precio justo.

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Fuente: El Mundo digital

Red Eléctrica publica en su web las emisiones de CO2 del sistema eléctrico
¿Es posible saber de dónde viene la electricidad? ¿Cuánta se produce con cada fuente de generación? ¿Qué porcentaje de renovables, de nuclear, o de combustibles fósiles empleamos cada día para abastecernos de energía eléctrica?


Claro que sí. Hace tiempo que Red Eléctrica de España (REE), la empresa responsable del transporte y la operación del sistema eléctrico español, ofrece en su web los datos actualizados prácticamente al minuto sobre la generación eléctrica.

El servicio permite saber cuánta electricidad se consume cada hora en España, cuánta electricidad se demanda y el origen de la misma. Ofrece sorpresas, como por ejemplo saber que, en el mes de mayo, la energía solar ha supuesto el 4% del total y la eólica un 14,1%. Juntas igualan a la nuclear en ese periodo, y doblan al carbón.

Además, sumadas a la hidráulica, llegan al 30%. Conclusión: en mayo de 2009, la tercera parte de la electricidad que gastamos en España vino de fuentes consideradas renovables o limpias.

Cualquiera puede pasar un buen rato observando estos datos en la web de REE. Como el servicio incluye estadísticas de otros meses y años, se puede acabar haciendo interesantes comparaciones.

Pero sin duda, la utilidad de este servicio va a crecer en gran manera con la nueva herramienta presentada a los medios por la empresa. A partir del 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, también estará disponible en la web la información actualizada sobre las emisiones de CO2 ligadas a las fuentes de generación que se estén utilizando en ese momento.

Será información en tiempo real de las emisiones de CO2 producidas por el conjunto del parque de generación del sistema eléctrico peninsular y habrá un desglose por fuentes de energía.

CAMBIO CLIMÁTICO

Dicho de otro modo: será una fotografía casi al segundo de la contribución del sistema eléctrico español al cambio climático. Y no es poca cosa, puesto que la producción de electricidad supone la tercera parte de nuestra responsabilidad en el cambio climático. El transporte, la industria y la agricultura aportan el resto.

Luis Atienza, presidente de Red Eléctrica de España, considera que este servicio a punto de estrenarse «contribuye a la transparencia» y tiene un objetivo didáctico al mostrar en tiempo real las fuentes responsables de las emisiones de gases que provocan el cambio climático.

Para Red Eléctrica, se trata de mostrar en tiempo real las emisiones de CO2 asociadas al parque de generación peninsular español, destacando cuáles son las fuentes responsables de las emisiones. De este modo, se facilita información que refleje la tendencia de reducción de emisiones globales del sistema eléctrico español. Y además, se sensibiliza sobre los niveles de emisiones de la demanda de energía eléctrica.

CONSUMO RESPONSABLE

Luis Atienza recordó que la empresa aboga por lograr un consumo eléctrico más equilibrado a lo largo del día, que facilite la integración de las fuentes de energía renovable no gestionable, en especial la eólica, en los momentos de menos demanda.

Este es un punto clave y tiene que ver con las complejidades del sistema eléctrico español. Algunas de esas dificultades son técnicas y generales para cualquier sistema eléctrico. Otras tienen que ver con las peculiaridades de nuestro mercado.

Lo primero que hay que entender es que la red eléctrica es un flujo, no un almacén de electricidad. Esta no se guarda en ningún lado, sino que circula desde el punto de generación hasta el de utilización. En otras palabras, la red eléctrica tiene que mantener siempre un equilibrio entre la demanda y el consumo y cualquier desajuste por exceso o defecto se sustancia en una caída del sistema, en un apagón.

De este modo, el operador eléctrico, en este caso REE, está obligado las 24 horas del día a observar minuciosamente el comportamiento del sistema. Para ello prevé y sigue la demanda diaria y también prevé y ajusta la producción al comportamiento de los consumidores. Y lo hace segundo a segundo.

Esto no resulta fácil, si se tiene en cuenta que la generación eléctrica proviene de multitud de fuentes, algunas de ellas más imprevisibles que otras, como la eólica, por ejemplo, respecto a una planta de gas. La primera depende del viento y la segunda de que un operario abra la espita y ponga en marcha la caldera.

Pero además, el consumo no es el mismo a lo largo de las estaciones del año, del día de la semana ni de la hora del día, y depende de las acciones individuales de millones de personas, imposibles de dirigir.

Contando con las variaciones que en cada momento puede sufrir el consumo global en toda España y teniendo en cuenta también las incidencias que pueden ocurrir en las plantas de producción, los operadores del sistema tienen que hacer continuos encajes de bolillos para mantener la red en equilibrio.

En la práctica supone que tienen que ordenar parar plantas de producción, o poner otras en marcha. A menudo, tienen que tener muchas de ellas al ralentí, listas para entrar en marcha al tope de producción en caso de una subida repentina de la demanda. Pero tampoco pueden permitirse que muchas de ellas se pongan a funcionar a la vez: si la demanda no subiera como era de esperar la red se colapsaría por exceso de tensión.

Y aquí entra otro elemento para la complejidad: España funciona como una isla eléctrica. Es decir, su capacidad de conexión con el extranjero, para enviarle la electricidad que nos sobre en un momento dado de bajo consumo o la que necesitemos en un caso de demanda alta, es sólo del 3% del total que somos capaces de generar.

Es decir, nuestra flexibilidad para recurrir al exterior cuando tenemos un pico de tensión es mínima. Basta tener en cuenta que Dinamarca, por ejemplo, tiene un 60% de capacidad de interconexión para darse cuenta del aislamiento eléctrico español.

CENTRO DE CONTROL DE RENOVABLES

Toda esta suma de circunstancias obliga a un continuo escrutinio de lo que ocurre, para que la red no se venga abajo por un desajuste entre oferta y demanda. Y a ello hay que añadir la dificultad añadida de que en los últimos años España ha incorporado a su sistema de generación una gran cantidad de megavatios renovables, especialmente eólicos. Su funcionamiento es poco previsible, y eso ha obligado a que el centro de control de Red Eléctrica de España incorpore un nuevo departamento, puntero en el mundo, destinado a integrar la mayor cantidad posible de energía eólica en el funcionamiento del sistema.

Ese lugar se llama Centro de Control de Energías Renovables (CECRE) y ha logrado un récord para España, ser el país del mundo con mayor porcentaje de incorporación de renovables respecto al tamaño de su sistema, como declaran los responsables de Red Eléctrica de España, al mismo tiempo que mantienen el objetivo principal de su razón social: garantizar el suministro eléctrico.

Ahora, las mismas herramientas que han servido para conocer y controlar el sistema eléctrico y para ensamblar en él una cantidad de energía renovable creciente, van a servir para saber cuánto CO2 producimos. Al segundo.


Saludos.
La energía más limpia es la que no se consume.

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